El vidente puede tener diferentes formas de obtener la información, puede ver imágenes, puede oír, y tener diferentes sensaciones que le permitan acceder a lo desconocido.
En mi caso, el Don de La videncia me viene desde muy pequeño. La persona si no está preparada puede sentirse confundida.  Empecé a tener precogniciones conscientemente a los 6 años, cuando mi madre compró su primera vivienda. Al principio me trataban por loco, cuando hablaba con un señor que veía sentado en el sofá a mi lado, que se enfadaba y me decía que tuviese cuidado con ciertas cosas. Después de muchas preguntas sin respuesta por parte de mis familiares, decidieron preguntar al hijo del antiguo dueño de la vivienda sobre cómo era su padre físicamente, que le había sucedido… y se dieron cuenta que aquel niño de 6 años, que describía físicamente  al hombre que se sentaba a mi lado en el sofá y hablaba habitualmente con él, decía la verdad y era el antiguo dueño de la vivienda que había fallecido años atrás.
Yo era un niño, y para mí era todo normal. El hijo del antiguo dueño de la vivienda, venía a casa regularmente y me hacía preguntas para que yo le preguntase a aquel señor, que no solo se sentaba a mi lado en el sofá, sino que me despertaba todas las mañanas con su imagen al pie de mi cama. A medida que pasaba el tiempo, me fui dando cuenta que aquellos sueños que yo tenía por las noches con gente que conocía, no eran sueños, sino cosas que sucedían a los pocos días.  Con consciencia y viendo que el resto de niños del colegio y sobre todo, profesores se reían de mí y me tachaban de loco por decir lo que había soñado, porque además sentía la necesidad de contar mi sueño, decidí un tiempo callarme y no querer escuchar lo que personas que no conocía me decían. Los dolores de cabeza eran insoportables, hasta que ya con 15 años, comprendí que era lo que me sucedía y cual era mi camino en esta vida. Tenía el Don de la Videncia y debía tratar de ayudar a las personas. Quien me quisiera escuchar y recibir mi ayuda, perfecto. Quien me creía como un “ser extraño”, no era mi problema. Yo le decía ciertas cosas que tenía que decirle y el dolor de cabeza desaparecía.
Debido a este Don de la Videncia, hoy en día no solo puedo saber aspectos del futuro o pasado de una persona que conozco, sino que personas que me cruzo por la calle sin conocerlas, me vienen a la cabeza situaciones o imágenes. Puedo sentir incluso visualizando una fotografía.